lunes, 30 de diciembre de 2019

Antes del tren, un par de días en Moscú.

Moscú es sólo una etapa del viaje, es donde empieza o acaba el Transiberiano, en mi caso donde terminará. He llegado a mi hotel cerca de  la medianoche tras aterrizar en hora, control de pasaportes y recoger equipaje sin ningún problema y con un taxi que tarda en llegar al centro algo más de una hora...., porque es de noche y no hay tráfico.


Esta noche aprovecho para dar una vuelta por la zona y ya me doy cuenta que estoy a escasos minutos del Kremlin, cuyas cúpulas ya empiezo a ver tras andar tan sólo 10 minutos.



Tras tomar una copa en un pub irlandés me voy a mi hotel a dormir. Curiosamente estaban dando la Liga española, aunque en diferido.


Al día siguiente confirmo uno de los tópicos de esta enorme ciudad y es que el  tráfico es desesperante, aunque mi idea es andar y coger el metro. Luego me daré cuenta de que en horas puntas y no tan puntas, tras andar 5 minutos en una avenida grande se recorre más distancia que en un coche.


Cruzando el puente sobre el río Moscova ya me encuentro el impresionante Kremlin a mi derecha.

La temperatura es de un grado y cae un ligero calabobos que se puede soportar.

Las siguientes fotografías son del Kremlin que es una zona amurallada de unos 2,5 kilómetros de perímetro que cuenta con varias basílicas y otros edificios realmente interesantes.







Desde la puerta opuesta se llega a la Plaza Roja. Aunque en los países ortodoxos la Navidad se celebra el 8 de enero, obviamente ya han comenzado los preparativos y aunque crea ambiente festivo, la pista de patinaje y mercado navideño desmerecen el esplendor de una plaza que ha destacado más por sus exhibiciones militares. En todo caso es una plaza espectacular.


Aunque sin lugar a dudas el monumento más espectacular para mí en la Basílica de San Basilio, más pequeña de lo que creía pero colosal en cualquier caso...


El Mausoleo de Lenin debería estar abierto por ser uno de los puntos más populares de la plaza, pero no era el caso.





Eso si, el tráfico siempre es bestial en un sólo
sentido, el otro siempre está medio vacio... Debe tratarse de entradas y salidas, pero llama la atención. Los coches con sirena, que son muchos, incluso civiles, pueden ir por el carril contrario..., muy curioso.



Ya el siguiente día me doy una vuelta con el metro buscando las mas afamadas estaciones, pero al parecer la información que he recibido no es la que esperaba, aunque las estaciones por las que he pasado son realmente elegantes. Aprovecharé mi último día en la ciudad a la vuelta para buscarlas.




El sábado hace que el tráfico caiga en picado, nada que ver con un día laborable. Aprovecho para pasear, camino del famoso parque Gorki.






Por la tarde y antes de ir al aeropuerto en el tren aeroexpreso, doy un paseo por esta bonita zona de la ciudad y hago esta foto con un McDonald's y luego un Burger King con su nomenclatura rusa.